La relación que Daniel Soler tiene con los artistas siempre es directa, ya que a menudo necesitan un instrumento diferente para cada proyecto
NUESTRA HISTORIA
Trabaja a la sombra de La Alhambra, en un taller donde reposan cajones flamencos puramente artesanos. El olor a madera inunda el estudio. Daniel Soler puede ser considerado un luthier, uno de esos magos en la construcción de instrumentos musicales que están llamados a marcar una época.Y el cajón flamenco es uno de ellos.
Daniel Soler: el Luthier de granada
Daniel imagina esos sonidos flamencos que vuelan por su Granada natal y que percibía desde niño. Y su obsesión no es otra que llevarlos a la madera para que unas manos que rebosan ritmos aflamencados los traslade hasta el último rincón de una callejuela, de una plaza o de un auditorio. Sonidos de quejíos, rotos, pasionales, que se desbordan al compás de sus cajones flamencos artesanos.
La conjunción con el flamenco de estos cajones artesanos es visceral: Granada impregna un sello único, una cultura, una manera de sentir andaluza y universal que ningún otro lugar podría.
“Si no me hubiera dedicado a esto, hubiera hecho algún otro trabajo artesano con la madera. Trabajar con las manos es mi pasión”.
Comenzó en la pequeña terraza de su casa, y de ahí, a una habitación en pleno barrio del Albaicín. Hasta que consiguió tener ya su propio taller. Como todo artesano en la construcción de instrumentos musicales, Daniel Soler tuvo su maestro, Germán Ocaña, ese espejo del que aprendió muchos de los secretos en las técnicas de construcción del cajón flamenco y del que se considera heredero.
Con el tiempo, se incorporó al negocio su hermano Ignacio Soler, al que Daniel va transmitiendo todos sus conocimientos y técnicas de luthier y que se ha especializado en la realización de los diseños estándar y personalizados de estos cajones artesanos, a los que le da ese “toque Soler” tan característico en su estética.


Soler, El sello de calidad del cajón flamenco andaluz
El cajón flamenco posee unas peculiaridades propias que lo diferencia de otros cajones de percusión. El material con el que se hace el armazón y la tapa, las cuerdas, el afinado… Más que un carpintero o un artesano de la madera, para hacer cajones flamencos hay que tener un alma de músico, sentir el flamenco, conocer las entrañas de sus diferentes palos…
Por eso es tan importante el modo en el que se fabrica el cajón y es tan notable la diferencia entre los cajones flamencos artesanos Soler y los cajones fabricados en serie, donde la personalización desaparece por completo.
No hay cajones flamencos Soler mejores o peores: es cuestión de necesidades. Ninguno de estos cajones te va a defraudar porque todos tienen como base maderas de primera calidad y una depurada técnica.
“La diferencia está en la personalización”, afirma rotundo Daniel. “Fabricar ese alma gemela del músico requiere escucharlo, sentir sus vibraciones, captar qué sonido quiere transmitir y, como no puede ser de otro modo, requiere mayor trabajo con el músico”, añade Daniel.
The SOUL OF THE WOOD
Por el taller de Daniel entran y salen artistas de la percusión, de esos que con solo hablar con ellos ya sabes que son artistas porque sienten desde lo más profundo la música. Saben de su sexto sentido para captar esos sonidos agudos, graves, arenosos, rítmicos, que rondan por sus cabezas y con los que quieren deleitar a los aficionados a la música flamenca.
Daniel les escucha atentamente, penetra en el alma de los músicos y se pone manos a la obra para que su cajón flamenco consiga ese grado de personalización máximo. El luthier no solo fabrica, sino que va mucho más allá de su experiencia en el trato a las maderas de primera calidad:
“Cuidar las relaciones con los clientes es tan importante como trabajar la madera. Establecer vínculos personales con los músicos, descubrir cómo entienden ellos la música para poder darle ese toque especial al instrumento, marca la diferencia entre un artesano de la madera y un luthier”.